Lullaby

Para las pinturas Lullaby, la artista, con la ayuda de su familia, recogió en los bosques finlandeses epilóbios que inducían al sueño, un nido de pájaro abandonado, plumas, una cola de lagarto y piel de serpiente. Salonen quemó estos materiales hasta convertirlos en cenizas. Con las cenizas, pigmentos molidos de piedras minerales y agua de lluvia, pintó sobre vidrio un imagen de un frasco con un dragón descansando en su interior sobre un lecho de epilóbios.

Los dragones, conocidos de las ilustraciones alquímicas y que combinan rasgos de reptil y ave, representan la unión de este y el otro mundo, lo terrenal y lo celestial, o el viaje entre ambos. Las plantas medicinales inductoras del sueño actúan de forma similar como compañeras de viaje entre la vigilia y el sueño. Estas diferentes dimensiones también se materializan en los pigmentos utilizados en las pinturas.